Búsqueda personalizada

martes, 16 de diciembre de 2008

Contrastes

Estamos en un país de contrastes, por un lado la pobreza deprimente y por el otro a algunos de los personajes más ricos del mundo, y ¿qué hacemos los de en medio? Muchos no hacen nada, algunos ayudamos a los necesitados y todos nos hacemos a un lado para dejar campo abierto a los ricos, que deprimente.
Estamos en un país de indiferencia, de conformismo; la mayoría somos indiferentes ante las necesidades de muchos, pero no por desidia, sino por no tener lo suficiente para ayudar a todos, ¡son muchos los pobres! y por lo mismo nos conformamos con seguir viviendo al día, (los que podemos) alejándonos de pobres y ricos por igual. Ya sabemos que la gran mayoría de ricos no hacen nada por los pobres, salvo hundirlos más, algunos harán algo muy de vez en cuando, pero eso no soluciona nada.
Muchos niños pobres, muchos niños con educación y alimentación insuficientes, muchos niños mal vestidos viviendo en lugares miserables, acumulando tristezas, frustraciones y rencores, ¿qué hacer?
Se acerca la navidad, época de dar. Si, unos dan lástima, otros damos pena y algunos dan limosna, ya no tengo adjetivos para expresar lo que me viene a la mente. Me tocó ver -una vez más- la pobreza de los niños en una especie de orfanatorio-internado, buscando llevarles algunos obsequios, dulces, comida y ropa...no alcanzó para todos (160) con lo poco que llevamos nosotros (35); tuvimos que rifar los obsequios y aún así, todos nos dieron las gracias y hasta porras nos echaron, yo no sabía si reír o llorar.
¿Y nuestros dirigentes? Extendiendo la mano para embolsarse un aguinaldo con cifras de 6 dígitos, mientras esos niños, anoche, extediendo la suya para recibir una bolsa plástica con un aguinaldo conformado por algunos dulces, que a buen cálculo, de apenas 2 dígitos. Si, muchos contrastes, contrastes que permitimos nosotros al ser observadores pasivos, y no por desidia, repito, sino por no tener los medios para levantar la voz y hacer una denuncia que realmente haga mella en la mayoría de las conciencias.
¿Qué nos queda? Seguir observando, seguir frustrándonos, seguir con la farsa, porque desgraciadamente, cuando alguien llega a la posición de poder, se olvida de sus causas, de sus frustraciones, y de sus buenas intenciones y se inscribe en la carrera loca por enriquecerse, lo demás ya no le importa, así son todos.
Yo me quedo en mi trinchera, sigo haciendo lo que considero correcto, no quiero poder, no quiero ser señalado ni corromperme, valoro lo que tengo y lo comparto hasta donde puedo, así soy feliz...aunque de vez en vez se me haga un nudo en la garganta...

No hay comentarios: