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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Muerte

Anoche pensé en la muerte y me sentí extraño, mucha gente podrá decir que no le teme a la muerte, yo incluido, pero después de lo que sentí ayer, ya no estoy tan seguro. No sé si sea miedo al suceso en sí, siento más bien, que es miedo a la ausencia al ya no estar en este mundo, trataré de explicar lo que sentí:
Me imaginé ya muerto y sentí como un vacío, algo así como que la vida, después de todo, carece de significado. La muerte siempre ganará, todos vamos a morir y es un flaco consuelo, mejor dicho no es un consuelo; recordé a mis amigos muertos, recordé sus cuerpos inertes dentro de sus féretros, su expresión vacía, ausente, fría y pensé lo inútil, lo pequeña e insignificante que resulta la vida ante la muerte.
La muerte siempre prevalecerá, siempre será más grande que la vida, la muerte es general, no importa que hiciste en la vida, ni quién fuiste, ni lo que tenías o de lo que carecías, la muerte llegará igual y todos los muertos son iguales: vacios, sólo un bulto de piel y huesos inanimados, secos, fríos...
Pensé cuantos años más habría de vivir, que pasará cuando la gente que me rodea vaya muriendo o que pasará con ellos cuando yo muera...pasará lo mismo: la muerte es cruel, cuando alguien muere se le llora unos días y después sólo se recuerda ocasionalmente, casi nunca, a veces ni siquiera el recuerdo nos trae consuelo y a veces no quisiéramos recordar.
Pensé también en cómo moriré, tal vez en un accidente, o de una enfermedad, algún atentado (como en un asalto), o quizá por error al estar en el lugar equivocado, o de viejo, no lo sé y realmente no me importa demasiado, después de todo, dejaré de existir y no sé que habrá después, nadie lo sabe, todos lo suponen.
No quiero sonar insensible, pero que mal afrontamos la muerte, preferimos no pensar en ella, le tememos y sin embargo diario la vemos, la oímos, la pensamos y como no es nuestra muerte, pretendemos ignorarla, le huimos, valoramos mucho nuestra vida, a nuestros seres queridos, nuestras cosas, todo lo que nos pone en un lugar en la tierra, pero realmente no tenemos nada, ni somos dueños de nada, ni siquiera de nuestra propia vida...no pensemos en el destino, al final es la muerte la que nos espera pacientemente...tal vez sonriéndose....